¿Vale la pena ir a juicio?
Sufriste un despido que consideras injusto. Estás seguro de que te despidieron por tu condición de salud o por haber emitido una opinión política. O estás agotado de los maltratos de tu empleador y decidiste tomar el camino del autodespido. En fin, hay muchas situaciones por las cuales puedes sentir que tus derechos laborales no se han respetado.
Créeme que como abogado laboral cada semana escucho esta clase de historias, pero lamentablemente a muchas personas tengo que decirles que no hay mérito para llevar sus reclamos a juicio. De hecho, de cada diez consultas que recibo, solo dos o tres casos van a juicio. Y de este grupo, la mayoría termina por un acuerdo previo.
En los siguientes párrafos te explicaré qué criterios hay que utilizar para decidir cuándo vale la pena ir a juicio.
Sin prueba no hay juicio
Como abogado no dudo que los hechos que el cliente me cuenta en la primera entrevista son ciertos. Si bien tengo que someter esta primera versión de la historia a un examen riguroso de veracidad, muy rara vez me he encontrado con personas que mienten para buscar una ventaja judicial. Y si bien para ir a juicio decir la verdad es esencial, lamentablemente no es suficiente.
Cada parte de tu relato tiene que estar demostrado por una pieza de evidencia que, a su vez, tiene que ser apta de pasar el filtro de la audiencia preparatoria. Lamentablemente, muchos casos no pasan esta barrera en su totalidad, por lo que parte de las pretensiones (o su totalidad) no podrán llegar a juicio.
E incluso contando con evidencia de calidad, hay márgenes de incerteza que están fuera del control de tu abogado. Por ejemplo ¿qué tan seguro puedes estar que ese testigo que te aseguró que iría a declarar, efectivamente se presenté el día del juicio? Si el juicio se fija para una fecha en la que el testigo tenía pensando tomar vacaciones ¿estás seguro que cancelará sus vacaciones por ti?.
Si bien el testigo tiene la obligación legal de declarar y decir la verdad, la práctica es muy diferente. Estas son cuestiones incontrolables a las que hay que adelantarse al momento de dibujar una estrategia y no ocultarlas esperando que no ocurran.
Luego, asumiendo que cuentes con evidencia de calidad para sustentar los hechos que alegas, podemos evaluar de manera realista qué podríamos obtener en juicio, para que bajo ese prisma sepamos cuál es nuestra zona de acuerdo en una negociación con la contraparte.
Un buen acuerdo necesita de un buen juicio
¿Haz escuchado el dicho “más vale un mal acuerdo que un buen juicio”? Es muy popular no solo entre jueces y abogados, sino quen también entre la población en general.
La verdad es que tiene mucho de cierto en el sentido que destaca el hecho de que los juicios son instancias complejas, lentas y con resultados muchas veces inciertos. Mientras que los acuerdos gozan de certeza, rapidez y simpleza.
Sin embargo, prefiero decir que un buen juicio lleva a un buen acuerdo. Uno es condición del otro. Esto significa que mientras la teoría del caso esté bien preparada y con evidencia de calidad, será posible tener un grado aceptable de certeza en cuanto al resultado del juicio. Aquí es fundamental conocer el pool de jueces que podría conocer tu caso. Por eso ejerzo como abogado laboral en Puerto Montt, para así poder estudiar y predecir las respuestas que cada Juez podría dar a cada caso concreto.
Como ves, no llevaremos a juicio casos que no cumplan estos requisitos, porque ni el juicio ni la negociación son cuestiones que se hagan al azar. Al contrario, ambas opciones se complementan y requieren una preparación objetiva. De esta forma, podremos litigar y negociar con tranquilidad y aceptaremos solo un acuerdo que parezca razonable en comparación a lo que se podría obtener con una sentencia.
La contraparte también estará consciente de esto y bajo el riesgo de ser condenados ofrecerán una cantidad que sea atractiva para ponerle término anticipado al juicio.
Entonces ¿cuándo es mejor opción el juicio?
Un juicio bien construido siempre se podrá solucionar por dos vías. Sentencia o acuerdo. Entre ambas opciones las defensas de cada parte estarán constantemente litigando y negociando, hasta llegar a un punto de acuerdo o hasta llegar a la sentencia.
Paralelamente a la negociación, el juicio siempre tiene que trabajarse pensando en su meta final por naturaleza (la sentencia), de esta forma fortaleceremos nuestra posición negociadora, debilitaremos la contraria y simultáneamente estaremos incrementando las chances de obtener un resultado judicial favorable.
Bajo este modelo, llevaremos al caso adelante pensando en una solución a tu problema más que en un objetivo predefinido. Esta solución será el fallo o el acuerdo dependiendo de cuál se presenté como la mejor opción de acuerdo a los riesgos, ventajas y desventajas particulares de tu caso.