Consejos para Hablar con tu Abogado: El Juicio como Historia

El juicio como historia

En este post te entregaré algunos consejos para hablar con tu abogado de forma tal que le puedas explicar lo fundamental: los hechos del caso. Para ello lo haré con la historia de una potencial cliente, a la que llamaremos Valeria, me llama para preguntarme si veo temas laborales o no. Le digo que sí y le pregunto qué es lo que necesita. Ella me responde que quiere “hacer un autodespido” porque la están “acosando” en su trabajo.

Hasta el momento, como abogado, Valeria no me ha entregado nada de información relevante que me permita orientarla. Le respondo a Valeria que puedo reunirme con ella determinado día, le entrego información sobre mis honorarios y acordamos una fecha y hora para revisar su caso.

Llegado el día de la reunión Valeria me reitera que quiere “hacer un autodespido” porque la están “acosando” laboralmente. Me mira esperando que le entregue una solución, casi asumiendo que, con sólo esta información, yo ya debería tener una respuesta a su problema.

Sin embargo, concordarán conmigo que hasta el momento sigo sin tener información sobre la cual pueda emitir una opinión técnica. Esto es así porque Valeria se ha expresado en adjetivos y conclusiones, sin contarme ninguno de los hechos que la han llevado a concluir que estaría siendo víctima de un acoso laboral.

La importancia de los hechos en juicios laborales

Le explico a Valeria que tiene que contarme hechos, pero ella sigue expresándose en adjetivos y sentimientos. En un intento por explicitar el acoso laboral del que dice ser víctima, Valeria me dice que la humillaron y que se burlaron de ella en el trabajo. Que se siente denigrada y otras expresiones por el estilo que siguen siendo totalmente vacías de hechos concretos.

No me quedó otra opción que usar preguntas sugestivas para intentar armar la historia que la propia Valeria no es capaz de contar. Esta forma de comunicarse sin hechos, sino que a través de adjetivos y emociones, es algo muy común en las primeras entrevistas que mantengo con mis clientes.

Esto se entiende en parte por el estrés que embarga a la persona que ha sufrido situaciones traumáticas. Pero en mayor parte se explica por la incapacidad de armar relatos coherente en base a los hechos que han vivido, carencia que suplen a través de la exteriorización de emociones, lo que, obviamente, no es una forma racional de acercarse al problema.

Un juicio necesita de hechos. Es decir, datos concretos que encuentren su respaldo en evidencia. Si la audiencia de tu relato, es decir el Juez, empatiza con tus emociones a través de la verificación de los hechos que lo componen, entonces la historia estará bien construida y aportará enormemente al éxito del juicio.

La historia y su estructura

El juicio es una historia. Y como toda historia requiere de personajes, de hechos ordenados de manera lógica, clímax y desenlace. Todo lo anterior cruzado por opciones y conductas concretas de los personajes, de manera tal que la audiencia (el Juez), al presenciar esta historia a través del Juicio, pueda formarse una opinión sobre la conducta de los personajes (o sea, de las partes) y fallar a favor de uno o del otro.

Así por ejemplo, si en el juicio, como historia, demostramos que el 1 de enero de 2023 el Sr. Díaz sorprendió a la Srta. Aguilera besándose con la Srta. Cárcamo a las 13:30 hrs. en el casino de la empresa. Y demostramos también que el mismo 1 de enero de 2023 a las 14:00 hrs. ambas trabajadoras fueron despedidas por necesidades de la empresa, entonces habremos sentado los hechos de la historia.

Con estos el Juez podrá concluir, con nosotros, primero; que las trabajadoras fueron despedidas por su orientación sexual. Segundo, que fueron discriminadas por su orientación sexual. Y tercero, podrá empatizar también con los sentimientos de humillación que esto habrá significado para la Srta. Aguilera y la Srta. Cárcamo.

De lo anterior se desprende que una buena historia no se construye a partir de adjetivos ni conclusiones, sino que en base a hechos. Y el juicio, como historia, necesita de hechos demostrables. Los adjetivos son conclusiones que le corresponden al lector de la historia, y en el caso de un juicio, al Juez.

Entonces, cuando te reúnas con tu abogado o abogada, piensa cuáles son los hechos concretos que te llevan a sentir esa sensación de injusticia que, a su vez, te llevaron a consultar a un abogado.

Después, ordena los hechos en una línea temporal. Limpia totalmente este relato de emociones y adjetivos y vincula cada uno de los hechos de tu historia con evidencia. Con esto tendrás información útil que entregarle a tu abogado para que él (o ella) te de un consejo profesional claro y objetivo.

La importancia del hábito lector

Más allá del nivel académico o profesional de los clientes que me ha tocado entrevistar, un rasgo que distingue claramente a aquellas personas que son capaces de contar su historia de manera coherente de aquellas que tienen dificultades para hacerlo, es su hábito lector.

Las personas que tienen un hábito de leer son mucho más capaces de hacer sentido de sus vivencias y explicarlas de manera lógica en base a los hechos concretos que las llevan a sentirse de una manera u otra. Esto en juicio hace una diferencia radical, tanto al momento de construir la teoría del caso, como al momento de enfrentar preguntas en juicio como testigo.

Leer una página al día puede hacer una diferencia tremenda en tu capacidad de comprender tu realidad y de poder expresarla a otros con claridad, lo que es fundamental en juicio. Elije el libro que gustes, y a leer.