La resiliencia en juicio
La resiliencia es la capacidad que tiene una persona de sobreponerse a circunstancias adversas como la muerte de un ser querido, un accidente de tránsito, la pérdida de un trabajo, etc.
Por lo general, las circunstancias adversas que más ponen a prueba nuestra capacidad de resiliencia son aquellas imprevistas y que nos dañan donde más nos duele. Pues bien, en juicio las adversidades de este tipo son comunes y es fundamental que tanto el cliente como el abogado las enfrenten con resiliencia y sin afectar el lazo de confianza mutua que los debe unir, sino que tomando la oportunidad que presenta la adversidad para fortalecer el caso o tomar una decisión razonable a la luz de los hechos.
Las adversidades del juicio
Un juicio no se agota en cuestiones meramente legales ni fácticas. El juicio es una instancia sumamente compleja que está repleta de tantas variables y aristas como la complejidad o rasgos de las personas que participarán de él, desde abogadas o abogados a partes, testigos, peritos y jueces.
Cada una de estas personas tiene características propias y tendrán reacciones que en muchos casos nos sorprenderán para bien o para mal. Por ejemplo, aquel testigo en quien confiabas que se presentaría a declarar y que diría la verdad, puede que de la nada, llame a tu abogado para decirle que ya no quiere participar del juicio y que por nada del mundo se vuelvan a contactar con él o ella para tratar del tema.
Más allá del cuestionamiento ético y legal que podamos hacer de la conducta de esta persona, la verdad es que esta noticia puede ser devastadora para el éxito del juicio, pero hay que saber enfrentarla con resiliencia y objetividad para buscar la mejor solución dadas las circunstancias.
También es una posibilidad que cambien el Juez a cargo del caso a último minuto, pasando del Juez con precedentes a favor de casos análogos al tuyo, a uno que tiene precedentes totalmente opuestos. O podría ocurrir que se suspenda la audiencia el mismo día fijado, siendo que tenías toda la prueba lista, incluyendo aquellos testigos que tanto costó convencer para que se presentaran, y un sin fin de otras situaciones que ocurren aun en los casos que creíamos más seguros.
Y si bien es importante evitar los imprevistos adelantándose de antemano a los posibles escenarios, también hay que aceptar que durante el juicio pueden ocurrir hechos muy dañinos para tu caso y que no son posibles de prever. Tomar conciencia que estas son posibilidades ciertas, te ayudará a enfrentar las situaciones adversas del juicio con resiliencia y así poder tomar, con tu abogado, decisiones objetivas y responsables.
Serenidad y objetividad
Una vez que ocurre un hecho dañino para tu caso, es importante no desesperar. Si hay tiempo, una buena medida es dejar el tema de lado por dos o tres días y retomar el problema una vez que haya pasado un poco de agua bajo el puente. Bajo ningún motivo utilices tu desesperación y emociones como combustible para presionar a tu abogado a tomar decisiones precipitadas, esto puede causar mucho más daño que el imprevisto en sí. Al contrario, transmítele tranquilidad a tu abogado y deja que ella o él te transmita tranquilidad a ti también. La serenidad es fundamental para enfrentar los problemas de manera objetiva y profesional.
Una segunda estrategia es abstraerse de la situación y observar el asunto en tercera persona, para así analizar el problema como lo haría una quien que no tiene intereses involucrados en él. Por eso es importante que escuches el consejo de tu abogada o abogado, dejando de lado ánimos vengativos o emociones que nublan tu juicio y te conducirán a dañar aún más tu caso.
Soluciones y aceptación
Con tranquilidad y abstracción es posible, en muchos casos, encontrar soluciones al imprevisto, que incluso pueden llegar a fortalecer tu caso más que a dañarlo. En otras situaciones hay que aceptar el daño y ver la forma de fortalecer el caso de otras formas, o bien buscar un acuerdo. Estas decisiones se deben tomar en vista de los hechos reales a los que tú y tu abogado se están enfrentando, sin aminorar el problema con una fé ciega, ni tampoco exagerando las cosas más allá de lo que realmente son.
En fin, un hecho imprevisto y dañino en tu juicio no siempre es fatal. Pero si son irremediablemente dañinas las consecuencias de decisiones emotivas y apresuradas que se toman en reacción a los imprevistos del juicio.
Entonces un consejo tanto para tu juicio como para la vida diaria, es practicar la resiliencia frente a los problemas. Racionalizar los hechos con calma puede conducirte, en muchos casos, a escenarios mucho más favorables de los que inicialmente esperabas.